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Ebenezer Chambi: Diálogo con un médico adventista dedicado a la salud de la comunidad.

Nacido en Perú, el Dr. Ebenezer Chambi desarrolló desde temprano en su vida el sentido del servicio a la comunidad. Su familia era activa en la iglesia local y en su formación educativa los padres orientaron a sus hijos a ayudar a los demás. En 1970, el joven Ebenezer completó la primera fase de sus estudios preparatorios para la carrera de medicina en nuestro colegio superior, que ahora es la Universidad Peruana Unión, en las cercanías de Lima, la capital. Aunque deseaba estudiar medicina en su país, la situación política prevaleciente en ese momento lo tornaba virtualmente imposible. Sus hermanos mayores se habían trasladado a México para obtener su educación médica. Y así lo hizo él también.

Una vez concluida su carrera en la Universidad Autónoma de Guadalajara, México, en 1975, completó sus residencias profesionales en Puerto Rico y Los Angeles, California. Luego el Dr. Chambi formó parte de un equipo de investigación de la epilepsia. Actualmente practica medicina general en la Chapel Medical Clinic en South Gate, California. Además de brindar la adecuada calidad asistencial a sus pacientes, el Dr. Chambi ofrece un servicio cristiano al promover constantemente los cuidados preventivos y la vida saludable. Participa en la vida de su comunidad por medio de una variedad de actividades que van desde el auspicio de conciertos de música folklórica hasta el ofrecimiento de conferencias sobre salud a estudiantes de la escuela secundaria. En reconocimiento por sus servicios a la comunidad, nuestro entrevistado recibió en 1994 la Mención del Rectorado en Servicios Humanitarios de parte de la Universidad La Sierra, California.

El Dr. Chambi y su esposa, Esther, tienen tres hijos que están cursando estudios avanzados: Esther Janet, Ebenezer Howard y Eber Caleb.
 

Dr. Chambi, ¿qué influencias han moldeado su vida?

Posiblemente las mismas cuatro mayores influencias que contribuyen a formarnos a todos: familia, educación, comunidad y religión. La familia nos enseña cómo cuidar del otro. Los padres cuidan de los niños, los niños cuidan de cada uno y de sus padres. En un buen hogar, aprendemos a amar incondicionalmente. La educación es una de las mejores maneras de aprender de nosotros mismos y desarrollar nuestros talentos y capacidad intelectual; forma nuestra personalidad. La comunidad nos enseña que no estamos solos, que nadie es una isla. Dependemos de los demás y ellos dependen de nosotros. La religión cristiana nos da fuerza interior, especialmente cuando nos sentimos desanimados y no tenemos energía para continuar. Hay un poder superior, Dios, listo a ayudarnos. Nos ofrece la poderosa herramienta de la confianza. Nos brinda energía y esperanza. Nos previene de renunciar a la vida. Y al final de la carrera, nos da la seguridad de una vida mejor.

¿Qué investigación ha realizado usted sobre la epilepsia?

La epilepsia puede ser una enfermedad muy debilitante. Nuestro equipo de investigación está abocado a hallar sus causas y determinar si se la puede tratar exitosamente, e incluso si se la puede curar. Hemos estudiado una población muy diversa en la ciudad de Los Angeles, buscando formas de ayudar a las víctimas de la epilepsia. Los resultados han sido reconfortantes y recompensadores. Algunos pacientes se han curado y muchos ahora son capaces de vivir una vida relativamente normal, llevando a cabo sus actividades regulares.

¿Qué casos cubre actualmente su práctica profesional?

Ejerzo la clínica general. Más allá del tratamiento de pacientes, me dedico a la medicina preventiva. Deseo enseñarle a la gente cómo vivir una vida más saludable y feliz. En mi práctica médica, veo gran cantidad de ejecutivos jóvenes. Yo soy uno de ellos, de manera que sé cómo son y cómo viven. Debido a que trabajan tantas horas y participan de tantas actividades, con frecuencia esperan hasta último momento para venir a verme, sabiendo que una visita al médico requiere tiempo. Habitualmente no vienen cuando tienen un resfriado leve o un dolor de estómago pasajero, sino sólo cuando sienten que están en serios problemas y necesitan ayuda. Los sometemos a un examen completo, incluyendo el análisis de sangre y orina. La mayor parte de ellos tienen un nivel de colesterol elevado. No comen adecuadamente y no hacen ejercicio en forma regular. Pero yo hago énfasis en que la mayoría de sus problemas son comunes y pueden prevenirse.

¿Cómo persuade usted a la gente ocupada para que viva una vida más saludable?

La clave es la modificación de la conducta. Podemos dar explicaciones objetivas sobre por qué una persona debe hacer más ejercicio o dedicar tiempo a descansar en lugar de trabajar demasiado. Pero es todo un desafío convencer a la gente que debe llevar a cabo cambios fundamentales en su manera de vivir. Por momentos los médicos necesitamos ser bastante directos y hasta rudos, al tratar de persuadir a nuestros pacientes para que cambien radicalmente su estilo de vida.

Una vez, vino a mi consultorio un hombre que sufría de agotamiento. Había tomado dos trabajos con el propósito de comprar una casa nueva cada año. Su esposa me contó que este hombre trabajaba tantas horas al día que no le quedaba tiempo para descansar y disfrutar de la vida. Ya había adquirido tres casas y quería comprar otra más. Le dije: “No se preocupe. Cuanto más trabaje él, más casas le dejará a usted cuando él muera”. El entendió mi mensaje y cambió sus hábitos de vida.

¿Utiliza usted también los medios de comunicación comunes para educar al público?

Sí. Cuando estaba cumpliendo mi residencia clínica en Puerto Rico, inicié un programa radial sobre prevención y promoción de la salud y una vez establecido en la zona de Los Angeles, conduje durante diez años un programa radial llamado El Médico Habla, que llegó a ser muy conocido. También he preparado varios videos breves sobre salud que puse a disposición de pastores y estaciones de televisión.

¿Contribuye en alguna medida el énfasis en el ejercicio y la nutrición, que se difunde por los medios populares de comunicación, al cambio de estilo de vida en la gente?

Ya lo creo. Hace 10 ó 15 años era más difícil convencer a la gente que necesitaba hacer ejercicios y alimentarse bien. Pero ahora la cobertura de los medios de difusión de temas relativos a la prevención y la salud ha facilitado mi tarea de educación pública. La dificultad radica en que mucha gente que conoce los principios de la vida saludable no necesariamente los pone en práctica. Todavía consume demasiada comida rápida y se queda mirando televisión hasta tarde.

Pero poco a poco el público está comenzando a ver la luz. La ciudad donde ejerzo mi práctica médica tiene un parque donde es más común ver ahora a gente corriendo, caminando o practicando otros ejercicios que cualquier paseo público de las ciudades vecinas. Me agrada pensar que ello tiene algo que ver con nuestra insistencia en la práctica de ejercicios. Y en el lugar donde se venden hamburguesas cerca de mi consultorio, ahora también se ofrecen hamburguesas vegetarianas. Pienso que esto demuestra que hemos ejercido alguna influencia positiva en la gente, pues ahora está tratando de llevar una vida más saludable en varios sentidos.

¿Cómo podrían los que no se desempeñan dentro del área de la salud difundir el mensaje de una vida saludable de manera efectiva?

Todos nosotros ejercemos una influencia y transmitimos un mensaje dondequiera vayamos. La gente anhela vivir una vida mejor y busca buenos modelos para imitar. Si nosotros dedicáramos tiempo a la gente, podríamos influir positivamente por medio de nuestro ejemplo. Podríamos animar a otros a percibir que es posible tener una vida mejor.

Es fácil concentrarse tanto en nuestros propios estudios o en nuestra profesión, que nos olvidamos que formamos parte de una comunidad más extendida, fuera de nuestras propias murallas.

¿Cómo puede una persona que se ha mantenido aislada comenzar a relacionarse con la comunidad, más allá de su familia o de su iglesia?

Antes de que yo me volviera activo en la comunidad, me era fácil ser crítico de los que estaban fuera de mi círculo. Pero cuando comencé a participar descubrí cuánto bien podía hacer y cuánto más lo disfrutaba.

El conocer a otra gente, especialmente a aquellos con los que no te encuentras habitualmente, contribuirá a tu desarrollo social e intelectual. Aprenderás, además, cómo funciona tu comunidad y cómo puedes ayudarla.

La integración comienza con algo tan simple como la manera en que saludas a la gente. Comienza con un firme y sincero: “Buenos días, ¿cómo está?” Hablando palabras de ánimo. Aprendiendo a escuchar. Encontrándote con gente que ha tenido problemas en tu campo de conocimiento y que no sabe dónde ir a pedir ayuda. Concentrándote en aliviarles sus sufrimientos.

Hace varios años, un terremoto azotó la ciudad de Los Angeles. Cuando se me preguntó por qué había dejado mi consultorio para ofrecerme como voluntario en los esfuerzos de auxilio, respondí que estaba pagando mi deuda a la sociedad, la cual me ha dado tanto que, en agradecimiento, quiero devolverle algo.

Y no olvides que es divertido, ¿eh? Una de las cosas que hago es organizar conciertos de música folklórica. Y aunque mucha gente los disfruta, ¡yo los disfruto más que nadie!

¿Cómo aplica usted esa integración a su iglesia?

Amo a mi iglesia; es mi familia extendida. Participo en sus actividades no para ser reconocido o recompensado, sino porque quiero hacer algo por Cristo y su iglesia. Si inicias un proyecto con el objetivo de llegar a ser reconocido por tus esfuerzos, ya lo has perdido. En lugar de ello, haz la tarea porque es importante y necesaria.

Como médico de éxito, educador de salud y dirigente comunitario ¿cuál sería su consejo para quienes están iniciando sus carreras?

Aprender de la gente exitosa, observando cómo vive, cómo se relaciona con los demás y cómo mantiene su equilibrio emocional. Imita sus buenos rasgos de carácter. Si debiera repetir mi experiencia, el mantenerme activo en la iglesia y en la comunidad serían los factores más importantes que mantendrían mi rumbo. Ponte donde Dios pueda usar tus habilidades. Toma la iniciativa de colaborar con la comunidad y ayudar a que la gente viva una vida mejor. Ese es un objetivo por el que vale la pena vivir.

Entrevista de Michael Peabody. Michael Peabody es estudiante del tercer año de derecho en Pepperdine University, en Malibú, California, E.U.A. E-mail: mdpeabod@pepperdine.edu La dirección del Dr. Chambi: 9739 California Ave., South Gate, California 90280, E.U.A.


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