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Apasionado por La Pasión

El filme de Mel Gibson La Pasión de Cristo ha despertado emociones profundas y controversias apasionadas. Para algunos, ha llegado a ser un método para separar las “ovejas” de los “cabritos”. Más realista es la separación entre los espectadores emocionales y racionales, y la mayoría se ubica en la primera categoría. Las emociones impiden una evaluación racional de la película, especialmente por parte de los espectadores ajenos a los errores bíblicos e históricos sutilmente introducidos en él.

Desde el punto de vista cinematográfico, el filme representa un logro artístico notable. Los personajes parecen reales. Los judíos, los soldados romanos, Pilato, su esposa y los discípulos están vestidos a la usanza de la época. María es una excepción, ya que parece más una monja medieval que una judía del siglo primero. Jim Caviezel, que hace el papel de Cristo, gotea sudor y sangre, y se mueve durante buena parte del filme con un ojo permanentemente cerrado, luego de haber sido brutalmente golpeado por los soldados poco después de su arresto. La azotaina en cámara lenta, acompañada de un suave canto gregoriano, produce respuestas emocionales profundas.

A pesar de sus destacadas cualidades artísticas, La Pasión presenta serios problemas bíblicos y teológicos. Está llena de elementos ajenos a la Biblia tales como: las frecuentes apariciones de Satanás como una figura andrógina y encapuchada; María Magdalena rogándole a los soldados que ayuden a Jesús; Judas llevado al suicidio por niños poseídos; la esposa de Pilato, que entrega ropas a María para el entierro de Jesús; la yuxtaposición del cuerpo sangrante de Cristo en la cruz con escenas de la Última Cena para entender que la Eucaristía es verdaderamente el cuerpo y la sangre de Cristo; y el terremoto final que divide el templo en dos.

En adición a esta y otras escenas, un cristiano que cree en la Biblia está en profundo desacuerdo con varios conceptos teológicos que reflejan las convicciones religiosas de Gibson, pero que son contrarias a las claras enseñanzas de las Escrituras. Tres de ellas merecen nuestra atención.

El papel prominente de María

A lo largo de las 14 estaciones de la Cruz, Gibson muestra a María como socia de Cristo en la redención humana. Después de la negación, Pedro cae a los pies de María, la llama “Madre” y le pide que lo perdone. En la Cruz, María pronuncia las palabras: “Déjame morir contigo”.

En una entrevista, Jim Caviezel dijo: “Este filme es algo que yo creo fue hecho por María para su Hijo. María siempre me ha señalado la verdad... Ella es la arquitecta de todo” (National Catholic Register, 30 de enero del 2004).

Gibson se muestra asombrado por la acogida de La Pasión por parte de los evangélicos “ya que el filme es muy mariano” (“Mel, Mary, and Mothers”, Christianity Today, Marzo de 2004).

Personalmente, me asombra que aun algunos adventistas están considerando el papel de María en nuestra salvación.

Salvación a través del sufrimiento de Cristo

El centro de La Pasión está dado por la golpiza, la azotaina y el desgarramiento despiadado de la carne de Cristo hasta que es crucificado. No hay dudas de que la crucifixión fue brutal. Pero Gibson le inflige a Cristo un castigo capaz de matar tres veces a cualquier superhombre antes de ser ejecutado. ¿Por qué? La respuesta se halla en la creencia de Gibson en la salvación lograda mediante la intensidad del sufrimiento de Cristo.

Según esta creencia, enseñada por místicos católicos como Anne Emmerich, que es la fuente principal del filme, Cristo tenía que sufrir en su cuerpo y mente el castigo equivalente por todos los pecados de la humanidad para satisfacer las demandas de la justicia divina. Esta visión sádica de Dios es ajena a las Escrituras, y lo convierte en un Ser que hay que temer en vez de amar.

La misa como repetición del sacrificio de Cristo

El filme de Gibson proyecta una repetición a escala pequeña del sacrificio de Cristo en cada celebración de la misa. El guión de La Pasión fue escrito específicamente para resaltar la relación entre el sufrimiento y la muerte de Cristo, y la celebración de la misa. El intento de Gibson es mostrar que el sacrificio de la cruz y la misa son la misma cosa.

“El objetivo del filme”, admitió Gibson en una entrevista, “es sacudir a las audiencias modernas al yuxtaponer decididamente el sacrificio de la cruz con el sacrificio del altar, que es la misma cosa” (www.providencepca.com/essays/passion.html).

La creencia católica romana de que Cristo puede ser sacrificado una y otra vez y de que hay beneficios acumulativos de estas nuevas expiaciones contradice la enseñanza de las Escrituras: “Esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” (Hebreos 7:27). A través de la historia, los protestantes han rechazado la idea de que el sacerdote en el altar tiene el poder de sacrificar a Cristo una y otra vez, por considerarlo abominable. Pero la amplia aceptación que La Pasión ha tenido entre los evangélicos revela cómo se está acortando la brecha entre católicos y protestantes, y de qué manera los protestantes están siendo atraídos al redil católico.

Samuele Bacchiocchi (Ph.D., Seminario Pontificio, Roma) enseñó teología en Andrews University. Si desea recensiones detalladas de este filme, visite su sitio web: http://www.biblicalperspectives.com.


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